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Sin contrato ni seguridad social, 80% de jornaleros que suman tres millones

16 Marzo 2016

Sin contrato ni seguridad social, 80% de jornaleros que suman tres millones

Autor: 
Nidia Marín

 
Primera de dos partes
Una política de combate a la pobreza con enfoque de legalidad debe garantizar los derechos laborales de los trabajadores hoy. De otro modo, cuando esa población llegue a la vejez requerirá del apoyo de los programas sociales, porque 80% carece de contrato y seguridad social.
Tal situación es compartida por 2.7 millones de trabajadores del sector agropecuario, advierte el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, a través de su Dirección General de Investigación Estratégica. Entre estos trabajadores de las zonas rurales están los que laboran en actividades en vías de extinción. Allá van los caucheros tras el ?árbol del hule?, aquel de los racimos de flores masculinas y femeninas.
Transcurren por el fronterizo Soconusco y la selva en Chiapas, por ?La Chinantla? en Oaxaca (circundada por las enormes montañas de la Sierra Madre Oriental) en pos del ?alma? de aquellos árboles que un día fueron hombres de acuerdo a la leyenda.
Rallan en espiral el tronco, le retiran ?la greña? y el líquido blanco escurre por el tronco, dando vueltas, hasta llegar al recipiente. Después será neumático, llanta, impermeable, botas, guantes, aislantes. Se parecen a los chicleros, quienes también toman camino anualmente hacia las selvas del sureste mexicano, fundamentalmente a la espesura maya, para efectuar casi el mismo procedimiento con el árbol del Chicozapote, de cuyo látex se produce la goma de mascar.
Hoy inclusive existe el chicle biodegradable. Y qué decir de los resineros del pino en los bosques de Jalisco, Oaxaca, Estado de México y Michoacán. No hacen dibujos geométricos en los troncos de la conífera, solo una muy ancha línea recta, por donde chorrea la savia para la elaboración posterior de de pinturas, barnices, tintas, adhesivos, goma de mascar, jabones y limpiadores. Dice Conafor que la resinación es una actividad que tuvo un alto grado de herencia; es decir, que se transmitió de generación en generación por no existir otra opciones viables de educación, fuente de ingreso, o porque en su momento fue una actividad con alta rentabilidad.
En tiempos actuales, la población, que en mayor proporción se dedica a esta labor, son hombres (91%), con promedio de edad de 53 años y predominantemente con un nivel de educación limitado (74% con primaria).
Son tres trabajos que desaparecen, ya que de acuerdo al Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, hasta el tercer trimestre de 2015, las personas ocupadas en México en actividades agrícolas, en el caso de caucheros, chicleros y resineros solamente sumaban dos mil 396. Ellos como los demás, requieren atención. ?La legislación laboral nacional e internacional aplicable en nuestro país obliga al Estado a garantizar y proteger los derechos de los trabajadores, lo que requiere el fortalecimiento de la inspección laboral especializada en todo el sector agropecuario y el involucramiento de todos los órdenes de Gobierno?, señala el Belisario Domínguez en su análisis ?Jornaleros agrícolas.
A un año de la rebelión de San Quintín?. Porque dentro de cinco o seis días, este 17 de marzo, ?se cumple un año de que cientos de jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín pararon labores y bloquearon, organizados en la Alianza de Organizaciones Nacional Estatal y Municipal por la Justicia Social, 14 puntos de la carretera transpeninsular. Lo hicieron al iniciar la temporada de cosecha de fresas?.
Explican los investigadores que no obstante, de los acuerdos alcanzados entonces hubo por lo menos dos demandas colectivas por despidos injustificados, así como el aviso de que, dada la baja de producción (30%) ocasionada por la rebelión, habría despidos.
También en los medios de comunicación locales se documentaron denuncias de numerosos despidos, que ?los jefes de cuadrillas que daban un mejor trato a los jornaleros fueron despedidos? y que, ?aunque se aumentara el salario en alrededor de 30 pesos, se aumentó la cantidad de trabajo en surcos para obtenerlo y algunas empresas como Berrymex, Rancho Los Pinos, Rancho Santa Mónica, Las Flores, Agrícola Colonet, AW Agrícola Baja y Berry Beg, retiraron el beneficio de un bono de 30 pesos diarios que los trabajadores podían obtener (exactamente el mismo monto del aumento?.
No solamente esto, sino que apenas el 16 de diciembre, afirma el IBD con base en un reporte periodístico, ?se reportaba que hay incumplimiento de la puesta en marcha de 313 acciones de Gobierno anunciadas en favor del Valle de San Quintín como producto de los 13 acuerdos; obras por dos mil 700 mdp comprometidas el 18 de septiembre como parte un programa regional para atención del Valle y a llevarse a cabo en cinco años, pero que no han comenzado a cumplirse?.
Navegando en la precariedad Este tipo de triquiñuelas ocurren a lo largo y ancho de la República, ya que los trabajadores del sector agrícola, que hoy forman parte del Sistema Nacional de Clasificación de Ocupaciones (Sinco), suman un total de un poco más de 3.3 millones de personas, no necesariamente jornaleros, si nos atenemos a la definición de que jornalero es ?el trabajador agrícola subordinado que recibe pago (mayores de 16 años)?. En dicha actividad los más numerosos son los maiceros y frijoleros. Suman dos millones 197 mil 456 personas, seguidos de los trabajadores en el cultivo de hortalizas y verduras que alcanzan la cifra de 274 mil 810; los que laboran en el cultivo de frutales, 231 mil 721; o los que combinan actividades agrícolas con ganaderas, 201 mil 004.
También están los 156 mil 205 cultivadores café, cacao y tabaco; los de ?otros cultivos agrícolas?, 146 mil 287; los 54 mil 199 supervisores, encargados y capataces agropecuarios; los 30 mil 955 que están en actividades de beneficio de productos agrícolas y los 25 mil 331 cultivadores de flores.
En ese mismo periodo los (mayores de 15 años) trabajadores subordinados y remunerados sumaban 535 mil 538; los empleadores, 305 mil 958; los que laboran por cuenta propia dos millones 367 mil 976 y los trabajadores sin pago 145 mil 792. Precisa el IBD que del poco más de medio millón de jornaleros agrícolas estimados para el tercer trimestre de 2015, según datos de la Enoe 81.2% son hombres y 18.7% son mujeres.
Y agregan dos cuestiones relevantes que permiten conocer la encuesta, la distribución por edad y la instrucción: 40% tienen menos de 30 años y 42% tiene entre 30 y 49 años; y alrededor de 60% solamente cuenta con educación primaria o menos. En total su promedio de escolaridad es de 6.8 años contra 9.1 del promedio nacional, conforme al INEGI 2015. Señala la investigación del IBD que los jornaleros tienen condiciones de trabajo precarias respecto a otras personas ocupadas en el país en materia de acceso a la seguridad social, salarios y tipo de contratación.
?Estas condiciones ubican a los jornaleros agrícolas y sus familias entre la población más pobre y explotada del país; carecen de los más elementales derechos laborales que la Ley establece. La cifra de quienes carecen de acceso a la seguridad social (salud y protección) es muy alta (80%), eso implica que no tienen derecho a pensión por invalidez, derivado de accidentes en el trabajo, ni la tendrán cuando sean viejos; su familia queda desprotegida en caso de accidentes fatales. Un 80% carece de contrato escrito, lo que representa el doble de los trabajadores subordinados y remunerados no agropecuarios?.
La población rural de México, de acuerdo al dato más reciente, el de la Encuesta Intercensal de Población 2015 del INEGI, reporta 27.3 millones de personas en localidades rurales, es decir, un 23% de la población total de México (119 millones de habitantes). Otros datos, de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Enoe) del tercer trimestre de 2015, confirma esta tendencia: estima 6.8 millones de trabajadores en el sector agropecuario, es decir, 13.39% de la población ocupada en el país en ese momento (50.7 millones).
Reducción de la población empleada Es evidente que se presenta una reducción en la población empleada en el sector agropecuario. ¿Por qué? La explicación es no solamente la diversificación de las actividades económicas, aun en las comunidades rurales, sino también a los cambios en el modelo de producción agroalimentario en nuestro país.
?El modelo de producción agrícola intensivo, de riego, orientado al mercado internacional y basado en mano de obra temporal surgió en la década de 1970 y se extendió con fuerza en los años 80, asociado con un crecimiento de la producción de frutas y verduras para exportación?, conforme al planteamiento de varios especialistas.
Este crecimiento, señalan los expertos, se explicaría por una redistribución de la división internacional del trabajo, el desarrollo tecnológico de sistemas de transporte y conservación de productos perecederos además de un aumento en la demanda de frutas y verduras frescas y tropicales por parte de las clases medias en países industrializados; ?ello coincidió con el declive del apoyo estatal al sector agrario tradicional en sus formas típicas, como los precios de garantía, subsidios, créditos e impuestos y permisos a las importaciones de ciertos productos.
Estos rasgos se agudizaron desde la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte?. A su juicio, el fenómeno más representativo de estos cambios ?es la consolidación de enclaves agroexportadores que articulan capitales y modos de producción globales con recursos naturales locales y mano de obra nacional a través de la migración de trabajadores pobres e indígenas?.
Las empresas asentadas en estos enclaves, aseguran ?son el empleador prototípico de los jornaleros agrícolas y trabajadores pecuarios?.
El peso de la producción de este tipo de empresas en el sector es alto. Al aludir al Plan Nacional de Desarrollo, 2013-2018 (pnd), menciona el IBD que señala la existencia de al menos dos realidades productivas en el sector agrícola: las hectáreas de riego representan el 28% del total de las cultivadas, pero generan el 60% del valor de la producción; el resto de la superficie cultivada (72%) es de temporal, y solamente aporta 40% del valor total del sector.
Añade: ?El mismo documento reporta que el segmento comercial es altamente competitivo, pero que más del 70% de las unidades económicas rurales son de subsistencia o autoconsumo; además, existen diferencias en productividad entre los Estados del norte y del centro respecto a los del sur-sureste, donde predominan las unidades de subsistencia.
Es esta realidad productiva y de desigualdad regional la que explica la existencia de los jornaleros agrícolas y su migración desde los Estados del sursureste hacia los Estados del norte y centro del país principalmente, también existe migración intraestatal?.
(Continuará)