Inicio > Replica de medios > Diez medidas para salvar a las abejas

Diez medidas para salvar a las abejas

6 Diciembre 2016

Diez medidas para salvar a las abejas

Autor: 
CONICET/DICYT

Cerca de tres cuartas partes de las especies cultivadas en el mundo se ven beneficiadas en alguna medida por la acción de polinizadores. Estos son animales como aves, murciélagos, e insectos como escarabajos, moscas, mariposas y más de 20 mil especies de abejas, que transportan el polen de la parte masculina –estambre- de la flor hacia la femenina –estigma-, y que al depositarse sobre ella germina y fecunda los óvulos.

De este proceso surgen frutos y semillas de plantas silvestres y cultivadas. Durante los últimos dos años, un grupo de unos 70 investigadores de distintos lugares del mundo, evaluaron el conocimiento de polinizadores a través de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (por sus siglas del inglés, IPBES) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Esta plataforma es un organismo intergubernamental independiente que articula ciencia y política sobre biodiversidad y servicios ecosistémicos. Como resultado de ese trabajo realizaron un informe que fue publicado este año.

A partir de esos resultados, 12 de estos científicos (Reino Unido, Suecia, EE. UU., México, Australia, Argentina, Brasil y Japón) redactaron un trabajo que incluyen diez políticas que consideran que deberían tomarse lo antes posible para revertir esta problemática.

Estas sugerencias fueron recientemente publicadas en la prestigiosa revista Science. Leonardo Galetto, investigador superior del CONICET en el Instituto de Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC), en Argentina,es uno de los autores del trabajo.

¿Cuál es la situación actual de los polinizadores?

A nivel mundial se registra una pérdida y desaparición de la diversidad de polinizadores. En algunos lugares está bien documentado, como por ejemplo en EE. UU. o Europa, mientras que en otros menos, pero se ve la misma tendencia.

Uno de los principales problemas asociados con la desaparición de polinizadores y, con ellos, los servicios ecosistémicos, es su relación con la producción de comida. Su desaparición tiene consecuencias sobre la producción de frutos y semillas.

¿Qué frutos y semillas se ven afectados?

Muchos cultivos dependen de los polinizadores pero no todos lo hacen en la misma medida. Hay algunos altamente dependientes como el café, y si no están los polinizadores su producción cae dramáticamente.

O algunas frutas como las de la familia de la chirimoya que tienen una polinización muy especializada o la familia Cucurbitácea donde están los zapallos, sandías y melones. Otros grupos dependen un poco menos, pero de alguna manera todos son afectados.

¿Cuál es la situación de los polinizadores en el país?

En el país hay varios grupos de investigación que trabajan en relación a esta problemática. En el centro de Argentina trabajamos durante muchos años con la polinización en plantas nativas y la estudiamos más recientemente en girasol, soja y colza, tres cultivos importantes que dependen de los polinizadores en distinta medida.

Ahí vimos que con la pérdida de biodiversidad, los rindes disminuyen. Hay otro grupo en Bariloche que trabaja en el valle del Río Negro con pera y manzana y también notaron lo mismo. También se investiga en Buenos Aires, Tucumán y Mendoza.

¿Cuáles son las principales causas de la pérdida de biodiversidad de polinizadores?

Son varias y están articuladas. La más importante es que la producción agrícola está menos diversificada. Cada vez se tiende más a los monocultivos con una tecnología uniforme en grandes extensiones en las que se depende mucho del uso de plaguicidas, de los agroquímicos para controlar las malezas vegetales, y de los insecticidas.

Otro problema es que junto con el avance de la frontera agrícola se pierden lugares de vegetación natural donde los polinizadores tienen lugar para reproducirse y tener otras fuentes de alimento.

¿A qué apuntan las recomendaciones que proponen?

Por un lado los gobiernos deberían apoyar la diversificación en la producción agrícola y no tender a depender de unos pocos cultivos. Esa diversificación se relaciona con la soberanía alimentaria y con la seguridad alimentaria ya que se garantiza una dieta diversa y de calidad para la población.

Además sugerimos hacer un manejo integrado de plagas y reducir el uso de plaguicidas tradicionales. Otro eje es el desarrollo de conocimiento científico para evaluar efectos subletales sobre polinizadores nativos, que es un vacío de conocimiento enorme.

Eso mejoraría incluso las prácticas agrícolas actuales.

¿De qué manera?

A veces con prácticas simples. Por ejemplo las abejas tiene actividad en las primeras horas de la mañana hasta el mediodía, si uno suprimiera la aplicación de plaguicidas en esos horarios la mortalidad de polinizadores sería mucho menor.

Otra sugerencia es incentivar con reducción impositiva la posibilidad de realizar cultivos orgánicos en sistemas diversos. Son oportunidades para cambiar las prácticas agrícolas actuales y garantizar la conservación de la biodiversidad en general y de los polinizadores en particular.

¿Por qué las sugerencias están dirigidas a los gobiernos?

Es un tema que se apoya en la conservación de la biodiversidad pero se relaciona con una problemática general: la calidad de la alimentación.

Hay una pregunta por detrás de este tema: ¿qué clase de dieta y de qué calidad queremos tener?

Por eso el eje está puesto en distintas sugerencias a los políticos que tienen distintas responsabilidades en los gobiernos, y que son los que toman las decisiones sobre estos temas tan importantes para la sociedad.

El científico es un actor social más entre muchos. La idea era aportar una visión con base científica para que sea un punto de partida sobre el cual discutir la mejor manera de manejar nuestro ambiente, pero entendemos que es un punto de vista más entre otros.

Esto no tiene foco en la rentabilidad económica o en un interés cortoplacista. Son temas complejos, lo primero es instalarlos, empezar a difundirlos, que la sociedad reflexione y en conjunto decida el mejor camino. (Fuente: CONICET/DICYT)