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¿Cómo se encuentra la brecha de género en México?

18 Noviembre 2016

¿Cómo se encuentra la brecha de género en México?

Autor: 
Regina Portilla

El Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) publicó su Reporte Global de la Brecha de Género 2016, el cual identifica las desigualdades de género en el mundo y monitorea el avance de cada país hacia la paridad. El reporte cuenta con cuatro subíndices: Participación y oportunidad económica, educación, salud y supervivencia, y empoderamiento político.

México pasó del lugar 71 en 2015 al lugar 66 de 144 países evaluados y obtuvo sus mejores puntajes en los subíndices de educación y salud. La economía mexicana está desaprovechando a una gran parte de su fuerza laboral educada. El reporte encontró que solo 48% de las mujeres de la población económicamente activa (PEA) en México se encuentran trabajando, comparado con 83% de los hombres.

Estas cifras contrastan con los avances en materia de acceso y permanencia en el sistema educativo de las niñas y jóvenes en nuestro país, pues los niveles de alfabetización y educación son prácticamente idénticos para ambos géneros. La participación económica de las mujeres mexicanas no es la deseada. Si comparamos estas cifras con el resto del mundo encontramos que Mozambique y Ruanda son los países con una mayor participación económica femenina, con cifras mayores a 80 %. En el caso de América Latina, Perú tiene la mayor calificación con 69 % de las mujeres trabajando comparado con 85 % de los hombres.

Con este panorama, el WEF estima que la brecha de género en dicha área tardará en cerrarse hasta 47 años para los países con mayor paridad y hasta 1,951 años para los países con grandes brechas. Dada la paridad educativa que se ha logrado en México deberíamos ver a más mujeres como parte de la PEA ocupada, sin embargo, este no es el caso. De acuerdo con el reporte, 31 % de las mujeres jóvenes (15-24 años de edad) en el país se encuentran desempleadas o sin educación comparado con 9 % de los hombres.

Mientras que 69 % de las mujeres en México tienen acceso a educación superior, solo 40 % cuenta con un trabajo técnico y/o profesional. Como lo muestra la gráfica, la paridad en acceso a la educación no se refleja en el subíndice de participación y oportunidad económica, pues no se están garantizando oportunidades de crecimiento profesional y calidad de vida para las mujeres.

El impulso a la participación económica de las mujeres no es solo una cuestión ética, sino también económica. En México, las mujeres conforman 51 % de la población de acuerdo con el INEGI, por lo que un acceso igualitario a la educación, salud, política y economía es cuestión de derecho y refleja una política de desarrollo y competitividad nacional. De acuerdo con el WEF, existe una relación entre la paridad de género y el Producto Interno Bruto (PIB) de un país, ya que se aumenta el desarrollo y la competitividad y se potencializa el capital humano de ambos géneros. Las mujeres en el mundo representan un mercado de crecimiento mayor al de China e India combinados.

En 2013, las mujeres en general elegían el destino final de 64 % del gasto de un hogar y se estima que esta cifra aumente un tercio para 2018. Tomando estos datos en consideración y de acuerdo a los patrones de gasto de las mujeres en un hogar, se espera que éstas dediquen más de la mitad del gasto en áreas de bienestar como educación y salud, lo cual representa un potencial crecimiento del mercado interno con grandes beneficios para las empresas y la sociedad en general. A partir de mejores prácticas internacionales, el WEF ha encontrado políticas y esfuerzos que ayudan a disminuir las brechas de género y aumentar la paridad en las áreas económicas.

Para facilitar y promover el acceso de las mujeres a la vida económica de un país, se recomienda lo siguiente:

 

  • Políticas laborales que apoyen la participación de las mujeres en la vida laboral, las cuales deberán estar enfocadas en combatir la discriminación de género en el trabajo, así como lograr igualdad de salarios y asegurar capacitaciones neutrales al género. Estos esfuerzos deberán de ir de la mano de un mayor acceso a servicios financieros y tecnológicos.
  • Políticas de cuidado para equilibrar el trabajo que las mujeres y hombres realizan.

 

Si tomamos en cuenta el trabajo pagado y no pagado (actividades para el cuidado del hogar), las mujeres en México trabajan 607 minutos al día comparado 580 minutos en el caso de los hombres. Las mujeres dedican 62 % de esos minutos en trabajo no pagado. Las políticas de cuidado idóneas para reducir estas brechas de género contemplan licencias familiares de maternidad o paternidad, manutención infantil, acceso a guarderías y políticas que apoyen las tareas no remuneradas, lo que facilita la inserción de las mujeres en la economía, pues desahoga las múltiples responsabilidades de las mujeres en el hogar.

El éxito de las políticas públicas depende de la forma en que se implementan. En 2012, el WEF creó un grupo de trabajo sobre la colaboración público-privada para avanzar la paridad económica de género en cuatro países: México, Japón, Turquía y Corea. En este reporte se reconoció que las políticas gubernamentales deben de llevarse a cabo de la mano del sector privado para asegurar su éxito y se encontró que nuestro país necesita construir un mayor compromiso y una participación activa por parte del sector privado para reducir las brechas de género. México dependerá de una correcta inclusión de hombres y mujeres si se quiere garantizar un progreso exitoso.

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